Somos muchos los que disfrutamos del mundo de la silla ya sea cuando nos sentamos en una agradable terraza cerca de la playa o bien cuando, como vendedores, vemos las novedades de los diferentes fabricantes para la nueva temporada. Sin embargo, ¿Que sabemos realmente acerca de la historia de lo que consideramos el mueble imprescindible por excelencia? Este será el tema a tratar hoy en nuestro Blog.
El principio conocido de este longevo mueble se remonta al siglo XIV a.C. y como era de esperar una creación de semejante importancia debería de pertenecer a alguien de su igual, y así es el propietario era nada más y nada menos que el faraón Tutankamón. Fabricada en madera detallada con oro y repleta de simbología mitológica egipcia, así era la silla ceremonial del soberano desde luego toda una muestra de poder y riqueza para aquella época. Tampoco le faltaba la decoración teológica puesto que el respaldo estaba tallado de forma que representaba el Dios egipcio Heh.
Sobra decir que el mundo de la silla ha experimentado un gran salto desde el inicio hasta lo que representa hoy en día pero en el camino ha habido más pasos intermedios a concretar. Algunos de los más importantes residen en las culturas más florecientes de Europa, la romana y la griega. En Roma las sillas destacaban por estar fabricadas en marfil imitando a sus vecinos los griegos que optaban por el lujoso mármol. En el caso de los primeros abundaban los detalles en plata en tronos, una vez más como representación de poder por parte del monarca.
El avance de la hoy estudiada silla prosiguió de manera uniforme durante los siglos que comprenden la Edad Media. Por aquel entonces los propietarios de este tipo de mueble eran personas que pertenecían a instituciones como la nobleza o la Iglesia. No fue hasta el siglo XVI que las sillas y los sillones se volvieron de uso común, eso si, fabricados en materiales más austeros como la tela. A continuación dejamos algún que otro ejemplo:
Detengámonos ahora en la Edad Moderna concretamente en los siglos s.XVII-s.XVIII, en esta etapa las sillas eran labradas con detalles barrocos que resaltaban el cargo que ostentaba su propietario y a su vez el nivel en la escala social. Nos fijamos que realmente es en la Edad Contemporánea cuando a la silla se le comienza a dar un uso práctico y funcional. Destacamos en este periodo la similitud arquitectónica con el estilo o la línea predominante en el diseño de los muebles.
Ya llegando a nuestros días se produjeron los cambios más drásticos derivados del deseo de ruptura con lo anterior y evasión de la realidad pasada, creando así modelos de estilo joven y libre (modernismo). Realmente ahora mismo podemos encontrar cientos de sillas y sillones de muy diferentes estilos y materiales que intentan satisfacer la demanda de una sociedad cada vez más diversificada en gustos y preferencias.